lunes, 11 de marzo de 2013

DEL CENTRO NACIONAL DE RECURSOS PARA EL TDA



DEL CENTRO NACIONAL DE RECURSOS PARA EL TDAH os paso esta información sobre que es el tdah como y quien lo diagnostica 

Los individuos que desean buscar una evaluación para el TDA/H deben usar esta hoja de información y recursos como serie de pautas acerca de qué esperar por parte del profesional clínico de la salud que lleve a cabo la evaluación.

Esta hoja Lo que sabemos describe:

los síntomas comunes del TDA/H en los adultos cómo los profesionales evalúan a los adultos por un posible TDA/H qué esperar cuando se consulta a un profesional para una evaluación del TDA/H

¿Qué es el TDA/H?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA/H) es un trastorno neurobiológico común afectando a entre el cinco y el ocho por ciento de niños en edad escolar1,2,3,4,5,6,7 con síntomas que persisten en la adultez en hasta un sesenta por ciento de los casos (es decir, aproximadamente cuatro por ciento de adultos).8,9

En la mayoría de los casos, se piensa que el TDA/H es heredado, y tiende a darse en algunas familias más que en otras. El TDA/H es una afección de por vida que afecta a niños, adolescentes y adultos de todas las edades. Afecta tanto a hombres como a mujeres, y a personas de todas las razas y características culturales.

Entre los síntomas y problemas comunes de vivir con TDA/H se encuentran:

Falta de atención y facilidad excesiva de distracción
Inquietud física o hiperactividad
Impulsividad excesiva; decir o hacer cosas sin pensar
Postergar cosas de manera excesiva y crónica
Dificultad para comenzar a hacer tareas
Dificultad para completar tareas
Perder cosas con frecuencia
Falta de habilidades de organización, planificación y gestión del tiempo
Olvido excesivo

No todas las personas que padecen del TDA/H muestran todos los síntomas, ni tampoco toda persona con TDA/H experimenta los síntomas con el mismo nivel de gravedad o discapacidad. Algunas personas tienen TDA/H leve, mientras que otras tienen TDA/H grave, lo cual resulta en impedimentos significativos. El TDA/H puede causar problemas en la escuela, el trabajo y la carrera, en el hogar, la familia y las relaciones, y con tareas de la vida cotidiana.

Se piensa que el TDA/H es una afección biológica, la mayoría de las veces heredada, que afecta a ciertos tipos de funcionamiento cerebral. No existe cura para el TDA/H. Cuando se diagnostica y trata de manera apropiada, el TDA/H puede manejarse bien, llevando a una mayor satisfacción en la vida y mejoras significativas en el funcionamiento diario. Muchos individuos con TDA/H llevan vidas muy exitosas y felices. Un diagnóstico preciso es el primer paso para aprender a controlar el TDA/H de manera efectiva.

¿Cómo se diagnostica el TDA/H?

No hay una sola prueba médica, física o genética para el TDA/H. Sin embargo, un profesional de atención de salud o médico calificado que recopile información de múltiples fuentes puede proveer una evaluación de diagnóstico. Entre estas fuentes se encuentran listas de comprobación de síntomas para el TDA/H, escalas estandarizadas de calificación de la conducta, una historia detallada del funcionamiento pasado y presente, e información obtenida de familiares o seres queridos que conocen bien a la persona. El TDA/H no puede diagnosticarse con precisión tan sólo mediante breves observaciones en el consultorio, o hablando con la persona. Es probable que la persona no siempre exhiba síntomas de TDA/H en el consultorio, y quien diagnostica necesita anotar una historia completa de la vida del individuo. Un diagnóstico de TDA/H debe incluir la consideración de la posible presencia de afecciones simultáneas.

Las directrices clínicas para diagnosticar el TDA/H son provistas por el manual de diagnóstico de la Asociación estadounidense de psiquiatría (American Psychiatric Association), comúnmente conocido como DSM-IV-TR (Manual estadístico y de diagnóstico de los trastornos mentales, Cuarta edición, Texto revisado). Estas directrices establecidas son ampliamente utilizadas en la investigación y en la práctica clínica. Durante una evaluación, el profesional clínico de la salud tratará de determinar hasta dónde esos síntomas se aplican al individuo actualmente y desde la niñez. A continuación se mencionan los síntomas según DSM-IV-TR para el TDA/H:

Síntomas de inatención

1. A menudo no presta atención a los detalles o comete errores por descuido en el trabajo escolar, en el trabajo, o en otras actividades

2. A menudo tiene dificultad para mantener la atención en tareas o juegos

3. A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente

4. A menudo no sigue instrucciones hasta el final, y no finaliza tareas escolares, tareas o deberes en el lugar de trabajo (pero no por conducta de oposición o falta de comprensión)

5. A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades

6. A menudo evita, le disgusta o es reacio a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido

7. A menudo pierde objetos necesarios para tareas o actividades

8. A menudo se distrae fácilmente con estímulos externos

9. A menudo es olvidadizo respecto de las tareas diarias

Síntomas de hiperactividad

1. A menudo mueve o retuerce nerviosamente las manos o los pies

2. A menudo abandona su asiento en el salón de clases o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado

3. A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo (en los adolescentes o adultos, podría limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud)

4. A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades recreativas

5. A menudo está en movimiento o suele actuar como si tuviera un motor

6. A menudo habla en exceso

Síntomas de impulsividad

1. A menudo responde antes de que se haya terminado de formular las preguntas

2. A menudo tiene dificultades para esperar su turno

3. A menudo interrumpe o importuna a los demás (por ejemplo, se entromete en conversaciones o juegos)

Un profesional clínico de la salud determina un diagnóstico de TDA/H en función de la cantidad y gravedad de los síntomas, su duración, y el grado en que estos síntomas causan impedimentos en las diversas áreas de la vida (por ejemplo, la escuela, el trabajo, el hogar). Es posible reunir los criterios de diagnóstico para el TDA/H sin ningún síntoma de hiperactividad o impulsividad. Además, el profesional clínico de la salud debe determinar si estos síntomas son causados por otras afecciones, o se ven influenciados por afecciones coexistentes.

Es importante destacar que la presencia de impedimentos significativos en al menos dos ámbitos importantes en la vida de la persona resulta central para el diagnóstico del TDA/H. Impedimento se refiere a cómo el TDA/H interfiere en la vida del individuo. Ejemplos de impedimentos podrían ser perder un empleo debido a los síntomas del TDA/H, experimentar conflicto y aflicción excesivos en el matrimonio, caer en problemas financieros debido a gastos impulsivos o por no pagar las cuentas de manera puntual, o entrar en prueba académica en la universidad debido a las bajas calificaciones. Si el individuo manifiesta una variedad de síntomas del TDA/H pero no manifiesta impedimentos significativos, tal vez no reúna los criterios para el TDA/H como trastorno clínico.

El DSM-IV TR especifica tres subtipos principales de
TDA/H:

1. Subtipo predominantemente inatento. El individuo tiene sobre todo dificultades con la atención, organización y seguimiento.

2. Subtipo predominantemente hiperactivo/impulsivo. El individuo tiene sobre todo dificultades con el control de los impulsos, la inquietud y el autocontrol.

3. Subtipo combinado.  El individuo tiene síntomas de falta de atención, impulsividad e inquietud.

Escalas de autocalificación en el Internet

Hay muchos sitios de Internet sobre el TDA/H que ofrecen varios tipos de cuestionarios y listas de síntomas. Esos cuestionarios no están estandarizados ni validados científicamente, y nunca deben usarse para autodiagnosticarse o diagnosticar a otra persona con TDA/H. Sólo un profesional calificado y autorizado puede brindar un diagnóstico válido.

¿Quién está calificado para diagnosticar el TDA/H?

Para los adultos, la evaluación de diagnóstico para el TDA/H debe ser provista por un profesional de la salud mental o médico autorizado. Estos profesionales incluyen psicólogos clínicos, médicos (psiquiatra, neurólogo, médico familiar, u otro tipo de médico), o trabajadores sociales clínicos.

Cualquiera sea el tipo de profesional que el individuo elija, es importante preguntar sobre su capacitación y experiencia en el trabajo con adultos que padecen TDA/H. Para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento efectivo, muchas veces, el nivel de conocimiento y la experiencia del profesional sobre el TDA/H en adultos es más importante que el tipo de título profesional. Por lo general, los profesionales calificados están dispuestos a suministrar información sobre su capacitación y experiencia con adultos con TDA/H. La reticencia a suministrar información de ese tipo en respuesta a preguntas razonables debe ser considerada con sospecha, y podría ser un indicador de que el individuo debería buscar a otro profesional.

¿Cómo encuentro a un profesional calificado para diagnosticar el TDA/H?

Pídale a su médico personal una remisión a un profesional de atención de salud en su comunidad que esté calificado para realizar evaluaciones de TDA/H para adultos. También podría ser útil llamar a un hospital universitario, facultad de medicina o escuela de postgrado en psicología de su área. Si hay un grupo de apoyo para el TDA/H en su área, podría ser muy útil asistir y hablar con la gente que asiste al grupo. Es probable que muchos de ellos hayan trabajado con uno o más profesionales en su comunidad, y puedan darle información sobre ellos.

¿Cómo sé si necesito una evaluación para el TDA/H?

La mayoría de adultos que buscan una evaluación para el TDA/H experimentan problemas significativos en una o más áreas de la vida. Algunos de los problemas más comunes incluyen:

Rendimiento inconsistente en los empleos o carreras; perder o renunciar a los trabajos con frecuencia
Antecedentes de menor rendimiento académico y/o en la carrera
Poca habilidad para manejar las responsabilidades día a día, tal como completar las tareas del hogar o de mantenimiento, pagar las cuentas, organizar las cosas
Problemas en las relaciones debidos a no completar las tareas, olvidar cosas importantes, o enojarse con facilidad por cosas sin importancia
Estrés y preocupación crónicos debido a no alcanzar las metas ni cumplir las responsabilidades
Sentimientos crónicos e intensos de frustración o culpabilidad
Un profesional calificado puede determinar si estos problemas se deben al TDA/H, a alguna otra causa, o a una combinación de causas. Aunque algunos síntomas del TDA/H son evidentes desde la temprana infancia, algunos individuos podrían no experimentar problemas significativos hasta más adelante en sus vidas. Por ejemplo, algunas personas muy inteligentes y talentosas pueden compensar los síntomas de TDA/H y no experimentan problemas significativos hasta la secundaria o universidad, o hasta que están embarcados en sus carreras. En otros casos, los padres pudieron haber provisto un ambiente altamente protector, estructurado y de apoyo, minimizando el impacto de los síntomas del TDA/H hasta que el individuo haya comenzado a vivir independientemente como un adulto joven.

¿Cómo debo prepararme para la evaluación?

La mayoría de las personas se siente nerviosa y temerosa ante una evaluación para detectar cualquier tipo de afección, como el TDA/H. Esto es normal, y no debe impedir que se busque una evaluación si la persona experimenta problemas significativos en la vida y se sospecha del TDA/H. Desafortunadamente, algunas de las ideas erróneas más comunes sobre el TDA/H (como que sólo ocurre en niños, o que la persona está tan sólo buscando una excusa) hacen que muchas personas se muestren reacias a buscar ayuda.

A muchos profesionales les resulta útil revisar tarjetas de calificaciones viejas u otros registros escolares, desde el jardín de infantes o el preescolar. Si tiene esos registros, debe traerlos a la primera cita. También debe traer a la cita copias de informes de cualquier evaluación psicológica previa. Para los adultos que experimentan problemas en el lugar de trabajo, se deben traer las evaluaciones laborales para su revisión, si las tuviera disponibles.

Muchos profesionales le pedirán al individuo que complete y entregue cuestionarios antes de la evaluación, y que identifique a un ser querido que también participará en partes de la evaluación. Completar y devolver los cuestionarios de forma puntual agilizará la evaluación.

¿Qué es una evaluación completa?

Aunque los procedimientos y materiales de evaluación variarán ligeramente de un profesional clínico de la salud a otro, ciertos protocolos se consideran esenciales para una evaluación completa. Entre éstos se incluye una entrevista de diagnóstico completa, información de fuentes independientes como el cónyuge u otro familiar, listas de comprobación de síntomas del DSM-IV, escalas estandarizadas de evaluación de la conducta para el TDA/H, y otros tipos de evaluaciones psicométricas que el profesional clínico considere necesarias. Dichas evaluaciones se comentan más detalladamente a continuación.

La entrevista de diagnóstico: Síntomas del TDA/H

La parte más importante de una evaluación completa del TDA/H es una entrevista estructurada o semiestructurada, la cual provee una historia detallada del individuo. En una entrevista "estructurada" o "semiestructurada", el entrevistador plantea una serie de preguntas estandarizadas y predeterminadas para aumentar la confiabilidad y disminuir las probabilidades de que otro entrevistador obtendría conclusiones distintas. Esto permite al profesional clínico de la salud cubrir un amplio espectro de temas, comentar asuntos relevantes más detalladamente, y hacer preguntas de seguimiento al tiempo que se asegura una cobertura de las áreas de interés. El examinador revisará los criterios de diagnóstico para el TDA/H y determinará cuántos de ellos se aplican al individuo, tanto en la actualidad como en la niñez. El entrevistador también determinará qué tanto interfieren estos síntomas del TDA/H en la vida del individuo.

La entrevista de diagnóstico: evaluación para detectar otros trastornos psiquiátricos

El examinador también llevará a cabo una revisión detallada de otros trastornos psiquiátricos que podrían parecerse al TDA/H o que comúnmente coexisten con el TDA/H. El TDA/H raras veces se manifiesta solo. De hecho, la investigación ha revelado que muchas personas con TDA/H tienen una o más afecciones coexistentes. Entre las más comunes se encuentran depresión, trastornos de ansiedad, trastornos del aprendizaje, y trastornos por uso de sustancias. Muchas de estas afecciones imitan algunos síntomas del TDA/H, y podrían de hecho ser confundidas con el TDA/H. Una evaluación completa incluye entrevistas para evaluar y detectar afecciones coexistentes. Cuando junto al TDA/H hay una o más afecciones coexistentes, es fundamental que se las diagnostique y se las trate. El no tratar las afecciones coexistentes conduce con frecuencia a que el tratamiento para el TDA/H fracase. Y especialmente cuando los síntomas del TDA/H son una consecuencia secundaria de la depresión, ansiedad, o algún otro trastorno psiquiátrico, si esto no se detecta, resultará en tratar incorrectamente al individuo por TDA/H. En otras ocasiones, tratar el TDA/H eliminará el otro trastorno y la necesidad de tratarlo independientemente del TDA/H.

Es probable que el examinador también pregunte sobre los antecedentes de salud de la persona, su historia de desarrollo a partir de la temprana infancia, y sus antecedentes académicos, laborales, familiares, matrimoniales y sociales.

Participación de un ser querido

Para el profesional clínico de la salud, también es esencial entrevistar a una o más fuentes independientes, por lo general un ser querido (cónyuge, familiar, padre, pareja) que conozca bien a la persona. El propósito de este procedimiento no es cuestionar la honestidad de la persona, sino obtener información adicional. Muchos adultos con TDA/H tienen una memoria imprecisa o mala de su pasado, sobre todo de la infancia. Pueden recordar detalles específicos, pero pueden olvidar diagnósticos que recibieron o problemas que experimentaron. Por tanto, el profesional clínico de la salud puede solicitar que los padres del individuo que está siendo evaluado completen un perfil retrospectivo del TDA/H que describa la conducta en la infancia.

Muchos adultos con TDA/H pueden también tener una conciencia limitada de cómo las conductas relacionadas al TDA/H les causan problemas a sí mismos e impactan a los demás. En el caso de la parejas casadas o en cohabitación, que el profesional clínico de la salud los entreviste juntos cuando revise los síntomas del TDA/H, es ventajoso para la pareja. Ese procedimiento ayuda al cónyuge o miembro de la pareja que no tiene TDA/H a lograr una comprensión precisa y una actitud empática acerca del impacto de los síntomas del TDA/H sobre la relación, y prepara el terreno para una mejor relación después de que se haya completado el proceso de diagnóstico.

Finalmente, se debe tomar en cuenta que muchos adultos con TDA/H se sienten profundamente frustrados y avergonzados por los continuos problemas que su TDA/H causa. Es muy importante que la persona evaluada comente estos problemas de manera abierta y honesta, y que no retenga información debido a sentimientos de vergüenza o miedo a la crítica. La calidad de la evaluación, y la precisión del diagnóstico y de las recomendaciones de tratamiento, dependerán en gran parte de la exactitud de la información suministrada al examinador.

Escalas estandarizadas de calificación de la conducta

Una evaluación completa incluye la administración de una o más escalas estandarizadas de calificación de la conducta. Una de las escalas de calificación podría tratarse de la lista de comprobación para el TDA/H del DSM-IV-TR reseñado anteriormente en esta hoja de información y recursos. Se trata de cuestionarios basados en investigaciones que comparan las conductas de las personas con TDA/H y las de personas que no padecen el trastorno. Las puntuaciones en las escalas de calificación no se consideran de diagnóstico en sí mismas, pero funcionan como una importante fuente de información objetiva en el proceso de evaluación. La mayoría de profesionales clínicos de la salud piden al individuo que se somete a la evaluación y a un ser querido que completen esas escalas de clasificación.

Evaluación psicométrica

Dependiendo del individuo y los problemas que se aborden, se podrían usar evaluaciones adicionales psicológicas, neuropsicológicas, o de trastornos del aprendizaje, según sea necesario. Éstas no diagnostican el TDA/H directamente, pero pueden suministrar información importante sobre las maneras en que el individuo se ve afectado por el TDA/H. La evaluación también puede ayudar a determinar la presencia y los efectos de afecciones coexistentes. Por ejemplo, para poder determinar si un individuo tiene un trastorno del aprendizaje, el profesional clínico de la salud por lo general administrará una prueba de capacidad intelectual además de una prueba de logros académicos.

Examen médico

Si el individuo que está siendo evaluado no se ha sometido a un examen físico recientemente (dentro de los 6 a 12 meses anteriores), se recomienda un examen médico para descartar causas médicas de los síntomas. Algunas afecciones médicas, como problemas de tiroides o trastornos convulsivos, pueden causar síntomas que se parecen a los del TDA/H. Un examen médico no diagnostica el TDA/H, pero es extremadamente importante para ayudar a descartar otras afecciones o problemas.

Conclusión

Hacia el final de la evaluación, el profesional clínico de la salud integrará la información que ha recolectado por medio de las distintas fuentes, completará un resumen escrito o un informe, y le dará al individuo y su familia opiniones de diagnóstico sobre el TDA/H, además de cualquier otro trastorno psiquiátrico o de aprendizaje que pueda haber sido identificado durante el transcurso de la evaluación. Entonces, el profesional clínico revisará las opciones de tratamiento y ayudará al individuo a planificar un curso de intervención médica y psicosocial apropiada. Más adelante, el profesional clínico se comunicará con los proveedores de atención de salud primaria del individuo, según sea necesario.

Lecturas sugeridas

American Psychiatric Association: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth Edition, Text Revision. Washington, DC, American Psychiatric Association, 2000.

Brown, T.E. (Ed.) (2000). Attention-Deficit Disorders and Comorbidities in Children, Adolescents, and Adults. Washington, DC: American Psychiatric Press.

Goldstein, S., & Teeter Ellison, A. (Eds.) (2002). Clinician's guide to adult AD/HD:  Assessment and intervention. New York: Academic Press.

Murphy, K.R., & Gordon, M. (1998). Assessment of adults with AD/HD. In Barkley, R. (Ed.) Attention-Deficit Hyperactivity Disorder: A handbook for diagnosis and treatment. (pp. 345-369). New York:  Guilford Press.

Referencias

1. American Psychiatric Association (2000). Diagnostic and statistical manual of mental disorders: DSM IV (4th ed., text, revision), Washington, D.C.: American Psychiatric Association.

2. Mayo Clinic. (2002). How Common is Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder? Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine 156(3): 209-210.

3. Mayo Clinic (2001). Utilization and Costs of Medical Care for Children and Adolescents with and without Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder. Journal of the American Medical Association 285(1): 60-66.

4. Surgeon General of the United States (1999). Mental Health: A Report of the Surgeon General. Rockville, MD: U.S. Department of Health and Human Services.

5. American Academy of Pediatrics (2000). Clinical practice guidelines: Diagnosis and evaluation of the child with attention-deficit/hyperactivity disorder. Pediatrics, 105, 1158-1170.

6. Centers for Disease Control and Prevention (2003). Prevalence of diagnosis and medication treatment for attention-deficit/hyperactivity disorder.  Morbidity and Mortality Weekly Report 54: 842-847.

7. Froehlich, T.E., Lanphear, B.P., Epstein, J.N., et al. Prevalence, recognition, and treatment of attention-deficit/hyperactivity disorder in a national sample of US children. Archives of Pediatric and Adolescent Medicine (2007), 161:857-864.
8. Faraone, S.V., Biederman, J., & Mick, E. (2006) The age-dependent decline of attention-deficit hyperactivity disorder:  A meta-analysis of follow-up studies. Psychol Med (2006), 36: 159-65.
9. Kessler, R.C., Adler, L., Barkley, R., Biederman, J., et al. The prevalence and correlates of adult ADHD in the United States:  Results from the National Comorbidity Survey Replication.  Am Journal of Psychiatry (2006), 163:724-732.
La información provista en esta hoja fue apoyada por el Acuerdo de Cooperación Número 5U38DD000335-03 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC). Los contenidos son responsabilidad exclusiva de los autores, y no representan necesariamente las opiniones oficiales de los CDC. Fue aprobada por la Junta asesora profesional de CHADD en mayo de 2003.

© 2003Children and 

domingo, 3 de marzo de 2013

Fundamentos científicos del TDAH


Aunque encontrar adultos con TDAH no es realmente complicado, comparativamente somos muy pocos quienes lo tenemos identificado por nuestra cuenta, ya sea gracias a los tests de la Organización Mundial de la Salud que se pueden encontrar fácilmente o porque nos hayamos podido ver identificados a conocer los síntomas y trastornos asociados.
A ese factor se suma el hecho de que, hasta hace relativamente poco, se pensaba que el TDAH sólo afectaba a los niños, y la inmensa mayoría de cualquier publicación, estudio, tésis, web, conferencia, charla, jornada, organización, etc. que os podáis imaginar relativos al Trastorno hablan casi exclusivamente de niños. No sólo eso, sino que la gente suele hablar de “hiperactividad” y punto, sin prestar atención al Déficit de Atención. Todos hemos oído hablar de los niños hiperactivos, pero casi nadie sabe que no es sólo hiperactividad, sino Déficit de Atención. Es más, el Déficit de Atención puede ser con o sin hiperactividad, y hay afectados tanto niños como adultos -sobre todo adultos- que lo padecen sin mostrar ningún síntoma que pudiera entenderse como hiperactividad. Simplemente porque son TDA, sin “H”.
También, por un lado parece confirmarse que últimamente hay muchos médicos que diagnostican con TDAH a personas que no lo tienen realmente, por su comportamiento, manías, o incluso confundiéndolo con otros trastornos; y por otro lado, como no hay demasiada costumbre ni social ni científica de reconocer a los adultos con TDAH, al final resulta que la gente se piensa que es otra cosa, que simplemente somos gente despistada, con mala memoria, etc.
A todos nos ha pasado alguna vez que después de comer, nos levantamos, cogemos el plato, y en lugar de a la cocina lo llevamos al dormitorio, o al baño, y cuando estás llegando te sorprendes y te ríes por el despiste, ¿verdad? Efectivamente, eso le puede pasar a cualquier persona, todos podemos ser despistados, olvidadizos, torpes, mirar las musarañas, distraernos con una mosca… pero hay que establecer una diferencia: Esas cosas te pueden pasar alguna que otra vez… o puedes vivir con ello 24 horas al día sin poder evitarlo.
Creo que este ejemplo os ayudará a entenderlo: Estás dormido profundamente, y estás teniendo un sueño muy real. Tu mente se dice a sí misma: “Cuando me despierte, voy a apuntar lo que he soñado”. El sueño acaba, te despiertas, y ya más espabilado te repites: “¡El sueño! ¡Voy a apuntarlo!” …pero apenas te ha dado tiempo a moverte para salir de la cama… y se te ha escapado por completo. Ya no tienes ni la más remota idea de qué has soñado. Se pierde… Por supuesto que eso también me pasa a mí, de hecho me pasó ayer, pero la diferencia es que a alguien con Déficit de Atención eso le puede pasar en plena conversación. Estoy hablando, te estoy explicando cualquier cosa y de pronto ¡flop! ¿De qué estaba hablando? Yo siempre digo que es como si me desenchufaran, como si alguien tirase de algún cable y se perdiera la señal.
Por eso, aunque en la calle no se hable del Trastorno de forma habitual, me gusta saber que sí se ha llegado a investigar científicamente para saber en qué consiste realmente. En qué se diferencia el funcionamiento del cerebro de una persona con TDAH y de otra sin él.
Según los estudios de neuroquímica y neuroanatomía, con la ayuda de tomografías y resonancias cerebrales, a las personas con TDAH nos falla el sistema que controla el funcionamiento de dopamina y norepinefrina -que son dos neurotransmisores- en la corteza prefrontal y en el cuerpo estriado (otra zona cerca del centro del cerebro). Se cree que sobre todo en el caso de la gente con hiperactividad, también estaría implicada la serotonina, que es la que controla el control de los impulsos. Además, el cerebro de los adultos con TDAH metaboliza un 8% menos de glucosa que en una persona “sana”.
También hay estudios en los que se sometió a cierto número de personas a pruebas que requerían esfuerzo mental, mientras eran controlados por resonancia magnética. Se encontró que las áreas del cerebro que se activaban eran diferentes en personas con y sin TDAH. De hecho, parece que hay diferencias incluso a nivel anatómico: Algunas zonas del cerebro (áreas prefrontales, premotoras y vermis cerebeloso) son ligeramente más pequeñas. Que nadie se confunda: ¡No penséis que no hay gente cabezona con TDAH! ;-)
También es importante señalar que hay un componente genético: Se calcula que más o menos el 60% de los adultos con TDAH tendrán hijos con TDAH, y algunos estudios hablan de casi un 80% de probabilidad. Según el proyecto Mendeliano de Herencia en el Hombre, que cataloga toooodas las enfermedades genéticas que se conocen, el TDAH se relaciona con un buen puñado de cromosomas: DRD4, DRD1B, DAT1, etc. De hecho, algunos fragmentos del mapa genético han recibido nombres específicos porque podrían tener relación en la heredabilidad (¿se dice así?) del TDAH. Hace tiempo se consideraba que el niño podría nacer con TDAH por factores relacionados con el embarazo, pero ya apenas se tiene en cuenta esta hipótesis.
A pesar de todo, resulta muy triste (en el sentido de patético) encontrar gente que incluso publica libros o da conferencias para hablar del “fraude” del TDAH y asegurar que realmente no existe. Muy triste.

publicado en    http://queteniaquehaceryo.wordpress.com

METANALISIS DEL TDAH Y CONSUMO DE DROGAS


Está ampliamente documentada y es bien conocida la importante interrelación entre los trastornos por uso de sustancias (TUS) y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) (Wilens y Morrison, 2011). Sin embargo, mientras se estima que la prevalencia del TDAH en población general es aproximadamente del 5% en niños y adolescentes y del 4% en adultos, en muestras de pacientes con TUS la prevalencia varía entre el 2 y el 83%. No está claro si diferencias en el tipo de sustancia de abuso, en la evaluación del TDAH o en el TUS por el solapamiento de síntomas, o en otras características de las muestras, permiten explicar las diferencias en las estimaciones de las prevalencias de TDAH en pacientes con TUS. Es esencial identificar y diagnosticar correctamente los síntomas del trastorno adictivo y del TDAH en pacientes con patología dual para poder desarrollar intervenciones y programas terapéuticos efectivos para estas poblaciones de pacientes. Por ello, el presente estudio pretende establecer la mejor estimación de la prevalencia de TDAH comórbido en adolescentes y adultos con un diagnóstico principal de TUS (exceptuando el tabaquismo), mediante metaanálisis y análisis de metarregresión a partir de los datos provenientes de un total de 29 estudios de suficiente calidad, con un total de 6.689 casos, en los que se reflejaba el diagnóstico de TDAH y de TUS, y ajustados además a las diferencias entre los diversos estudios en las características de las muestras, en la sustancia principal de abuso o en el proceso de evaluación.

E l TDAH es factor de riesgo pacientes con TDAH y patología dual con tasas más bajas de remisión y para el desarrollo de un TUS, ya sea de forma independiente (Charach et al., 2011; Lee et al., 2011), o ya sea mediado o agravado por la coexistencia de un trastorno de conducta (Torok et al., 2012). Los
presentan una menor retención en el tratamiento, así como una peor evolución, con mayor cronicidad y tasas más bajas de remisión del tras- torno adictivo, los programas de tratamiento para adicciones, así como mayor cronicidad del TUS. Además, los pacientes con TDAH muestran un inicio más temprano en el consumo de sustancias, tasas más elevadas de policonsumo y otras comorbilidades psiquiátricas.

Apartir de la búsqueda bibliográfica realizada en MEDLINE, PsycINFO y Embase se detectaron un total de 68 artículos potencialmente aptos para la selección, 39 de los cuales fueron excluidos por diversos motivos, por lo que quedaron los 29 estudios incluidos en el metaanálisis, con un total de sujetos (4.054 adolescentes y 2.635 adultos) provenientes de 6 países. En relación con la droga principal, en 5 de los estudios era el alcohol, en 6 la cocaína, en 3 los opiáceos, en otro el cannabis y los 14 estudios restantes incluían a personas con varios TUS. La prevalencia de TDAH en los estudios incluidos en el metaanálisis osciló entre el 8 y el 44,3% en muestras de adolescentes y entre el 9,9 y el 54,1% en muestras de adultos.

 Rresultados del metaanálisis

Los datos sobre la prevalencia de TDAH en los 29 estudios fueron agrupados, dando lugar a una estimación de prevalencia de 23,1% (intervalo de confianza [IC] 19,4- 27,2%), siendo la prevalencia global de TDAH del 25,3% en adolescentes (IC 20,0-31,4%, I2 = 93,2%), y del 21,0% (IC 15,9-27,2%, I2 = 91-3%) en adultos. La prevalencia global del TDAH en estos estudios fue de 22,6% (IC 17,2-29,1%, I2 = 90-0%), muy similar a la estimación global de todos los estudios.

Se realizaron una serie de análisis de metarregresión para evaluar el efecto de la edad y el sexo de los pacientes, la droga principal, el ámbito del estudio, la duración de la abstinencia, la procedencia étnica y el proceso de evaluación utilizado en la detección del TDAH. Tras la realización de di- versos análisis, únicamente se mantuvieron tres variables estadísticamente significativas en el modelo de regresión:

  •  La valoración del TDAH mediante el Diagnostic Interview for Children and Adoles- cents (DICA).
  •   La valoración del TDAH mediante el Schedule for Affective Disorders and Schizo- phrenia (SADS-L).
  •  La cocaína como droga principal de abuso.


Mientras que con los dos instrumentos de evaluación las tasas de TDAH comór- bido eran más elevadas que con otros instrumentos de evaluación, la existencia de un trastorno por uso de cocaína como droga principal se asociaba con una tasa más baja de TDAH que con otras drogas de abuso.

Estas tres variables conjuntamente permitían explicar el, del total de la varianza entre los estudios, de modo que, tras ajustar por estas tres variables, la prevalencia global del TDAH continuaba siendo del 23,1%, además el IC se estrechó hasta un 19,9-26,7%.
       
Por lo tanto, los resultados del presente estudio muestran que el TDAH está presente en aproximadamente el 23% de pacientes con TUS como diagnóstico principal, es decir, en prácticamente 1 de cada 4 pacientes con TUS, una cifra que los autores consideran que podría tratarse de una subestimación, debido a diversos factores relacionados con la evaluación del paciente.

Mediante análisis de metarregresión se observó que esta prevalencia global era independiente de la edad, el sexo, la procedencia étnica del paciente, del tiempo de abstinencia y del ámbito del estudio. Sin embargo, las estimaciones dependían significativamente de la sustancia de abuso y del instrumento de evaluación utilizado para valorar la presencia de un TDAH, de modo que, a pesar de que únicamente se incluyeron en el metaanálisis los estudios con instrumentos diagnósticos adecuados, la prevalencia de TDAH fue significativamente mayor en los casos en los que el diagnóstico de TDAH se basaba en el DICA y en el SADS-L. Así mismo, se vio que la prevalencia de TDAH era significativamente menor en pacientes con un trastorno por consumo de cocaína como droga principal, contrariamente a lo que cabría pensar por tratarse de un estimulante con algunas similitudes en sus acciones farmacológicas con los estimulantes utilizados en el tratamiento del TDAH y considerando, además, los estudios que habían descrito que los pacientes con TDAH recurrirían a la cocaína como una forma de autome- dicación (Khantzian, 1985). Sin embargo, es posible que la preferencia por sustancias de tipo sedante, como el alcohol o el cannabis, fuera con la intención de intentar aliviarse los síntomas del TDAH.

Los resultados del presente trabajo aportan datos muy importantes de interrelación entre los TUS y el TDAH (Wilens, 2011) y se suman, por lo tanto, a los resultados de las dos revisiones sistemáticas con metaanálisis recientes (Charach et al., 2011; Lee et al., 2011) en las que se evidenció que la existencia de un TDAH en la infancia se asociaba con un significativo mayor riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de alcohol, nicotina u otras drogas en la adolescencia o en la edad adulta. Todos estos y otros muchos estudios muestran la importancia de planificar adecuada y cuidadosa- mente la intervención en pacientes con esta patología dual, y permiten entender asimismo la necesidad de desarrollar programas terapéuticos adaptados a las particularidades de esta amplia población de pacientes duales. Además, evidencia la importancia de evaluar el efecto de los tratamientos para el TDAH sobre la evolución de los TUS y viceversa.